Film
estadounidense de poco más de 100 minutos, que nada tiene que ver con el título
de aquella obra de 1948, y cuyo guión y dirección pertenecen al poco conocido Damien
Chazelle. En los créditos no encontraremos a actores de renombre pero sí el
buen hacer de, por ejemplo, Miles Teller y J.K. Simmons en los papeles
principales.
Un joven y
muy ambicioso músico de jazz toca la batería en un Conservatorio de no
demasiado “caché”. Pretende ser el titular de dicha orquesta en dura pugna con
otro compañero.
El más
afamado director de orquestas de la zona le recluta para formar parte de su
elenco de músicos. El protagonista ve en esta una gran oportunidad de crecer en
su camino al éxito en aquello que adora y se emplea a fondo para lograrlo pese
a que las artes del profesor sean en ocasiones más acordes con un estricto régimen
militar que con una orquesta de jazz.
No hace falta
ser músico de profesión o estar en ningún Conservatorio para pensar que hay
momentos en los que el film y las formas de narrar su argumento se le van un
poco de las manos al director. Pese a este pequeño inconveniente merece la pena
ver el desarrollo del protagonista y como encara las vicisitudes. Mínimas
escenas dedicadas a un corto romance que endulzan un ápice lo duro del resto de
película. Destacable, eso sí, un apoteósico final que quizá recompense lo
anterior.
NOTA: 8
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