Film estadounidense dirigido por la neoyorkina Liz Friedlander y que tiene al actor español Antonio Banderas como figura artística más reconocible. Un grupo de jóvenes intérpretes le acompañan frente a las cámaras.
Es una historia basada en hechos reales. Más concretamente en la figura de Pierre Dulaine, profesor de danza israelí conocido por sus métodos de enseñanza artística como programa de integración social para los alumnos de instituto menos favorecidos. En el film, Dulaine se interesa por la situación de unos chicos problemáticos de una escuela de Nueva York. Tras convencer a la directora de dicho centro para impartirles sus clases de bailes de salón, comienza una dura tarea para la que necesitará paciencia y mucha mano izquierda. Como cabe esperar, los jóvenes no están a priori muy por la labor de aprender a bailar vals, tango o foxtrot, pero poco a poco parece que las buenas artes del maestro les influenciarán para bien.
Es una película entretenida pero que, probablemente, si en vez de Antonio Banderas hubiera sido otro actor menos relevante el protagonista, hubiera pasado más desapercibida de lo que lo ha hecho. Trama ya vista en otros films de cante y baile con chavales de pocos recursos. Entretenida para cuando se tengan 108 minutos libres.
NOTA: 6
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