Buen trío interpretativo con
las figuras de Edward Norton y Colin Farell un poco por encima de Noah
Emmerich.
Prácticamente toda la trama
gira en torno a la corrupción policial, tan presente en films de este tipo,
pero no de una manera convencional. Prácticamente no hay disparos ni
persecuciones. No hay peleas más allá de las dialécticas. Puede definirse como
un drama casi más que de género policíaco.
Cuando la familia más
cercana está de por medio, hay ciertos aspectos a priori importantes que han de
pasar a un segundo plano.
NOTA: 6
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