Pseudoparanoico
film francés de hora y media de duración, dirigido por el galo Luc Besson y
donde destacan las interpretaciones, por decir algo, de Scarlett Johansson y
Morgan Freeman entre otros artistas poco conocidos.
Una joven
estudiante y novia de un mensajero del trapicheo se ve, sin querer, envuelta en
una extraña operación de tráfico de drogas. La sustancia en cuestión parece
algo con una potencia tremenda sobre la gente y usan a dicha chica y a otras
personas como mulas de carga para llevar dentro de sus cuerpos este compuesto
embolsado a varias ciudades europeas desde Taipei. Poco antes de partir a su
destino, la atractiva mujer sufre un pequeño accidente que le obliga,
involuntariamente, a sentir los efectos de ese material sintético que hará que
sea capaz de cosas increíbles.
Paralelamente,
un reputado profesor alerta de los beneficios y perjuicios que tendría para el
ser humano el aprovechar más del 10% de nuestro cerebro, que se supone usamos
actualmente.
Thriller,
acción, demasiada fantasía… no termina de ser una película espectacular. Los
actores principales han tenido papeles mucho más creíbles y mejor
interpretados. Los efectos especiales son buenos pero tampoco como para tirar
cohetes. Sinceramente, queda la sensación de que la gran idea y el buen
argumento y fondo no han sabido ser del todo bien transmitidos.
NOTA: 6
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