Segunda parte
de una saga de films estadounidenses dirigidos de momento por Wes Ball que
lleva a las pantallas la historia narrada en la novela del escritor James
Dashner. Para esta continuación de la primera película se cuenta con los
actores Dylan O'Brien, Thomas Brodie-Sangster y Kaya Scodelario entre otros.
Después de lo
sucedido en el laberinto de la primera parte de la historia, varios de los
jóvenes que allí residían son enviados a un campamento donde se supone les
acogerán de manera indefinida para ponerlos a salvo de los peligros que acechan
fuera de ese complejo; lo que llaman “la quemadura” que no es más que el
apocalíptico Mundo que ha quedado después de varias tormentas solares y “el
destello”, una especie de virus que hace que las personas muten y se conviertan
en una especie de zombies demacrados y putrefactos.
Los chicos,
ávidos e inteligentes, no confían en las explicaciones dadas por su supuesto
salvador y deciden investigar lo que allí dentro ocurre. El resultado se sus
pesquisas no será algo que les atraiga lo más mínimo.
Si ya la primera película fue algo enrevesada para quienes no hemos leído la novela de
género fantástico en la que se basa, esta segunda no lo será menos. Habrá que
prestar mucha atención para poder seguir el argumento. Es básico haber visto
dicha primera parte. Sigue haciendo gala de escenas algo “asquerosas”, pero
supongo que es parte de esa fantasía telón de fondo de la historia. Muy buenos efectos
especiales, eso sí. Acción durante los 130 minutos de duración pero que se
acentúan en los 30 últimos.
NOTA: 7
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